Es uno de los restaurantes más antiguo con bastante amplitud y vista al aire libre. Las atenciones de los propietarios son excelentes y la comida hecha con mucho esmero y una sazón propia del llano. Una casa de Palma enmaderada con vigas gigantescas deja al observador completamente sorprendido por su inigualable belleza. Los sábados y domingos marcan la diferencia por sus platos deliciosos con carne de cerdo asado en hornos tradicionales de barro. Es un lugar turístico e histórico. Si no quieres cerdo puedes pedir pollo o gallina criolla y apuesto que te lames hasta la punta de los dedos. ¡Qué ricuras ! Es un lugar tranquilo donde puedes llegar sólo o en grupo. No debes despreciar la sobremesa con guarapillo porque te arrepentirás de aplazar la oportunidad de deleitar ese sabor tan exquisito. Las columnas que sostienen al rancho son de cemento pero con semejanza de bambú unas, otras son semejantes a la guadua verde y otras tienen una curiosa apariencia de guadua seca. De todas maneras llegue con buen apetito y con una buena cámara.

La mejor carne fresca recién asada y buena atención bebidas bien frías excelente

Es muy acogedor, se siente el climax criollo.