A pesar de no haber ido personalmenre comparto las palabras de mi hermana sobre su mala experiencia en éste lugar:El día de hoy, por recomendación de una vecina, llevé a mi gata Maja a que la esterilizaran en Agricol (Calle 9 #15), Chía. En el lugar me dijeron que la fuera a buscar a las 3.30 y me la devolverían despierta. No lo sabía pero la verdad iba a ser otra. Llegué a Agricol puntualmente a las 3:30 y, al preguntar por Maja, la señora que la recibió en la mañana me dice que mi gata no había reaccionado bien a la anestesia y estaba en observaciones porque no quería subirle la presión arterial ni la temperatura. Con los nervios de punta esperé hasta que finalmente me dejaron verla. Entré al consultorio con la señora y la veterinaria y encontré a mi gata fría e inconsciente aún sobre una mesa de metal.La veterinaria, Priscila Cortés Vásquez, me comentó que mi gata tenía un problema en el hígado, que era visible por sus patas y que yo tenía que habérselo dicho cuando llevé a Maja a esterilizar. Desconcertada, pues era la primera vez que escuchaba algo así, le conté que desde siempre ella ha tenido sus patas así, que muchos veterinarios han visto las patas de Maja y han diagnosticado que las almohadillas están resecas por una condición dermatológica con la que nació. En ese momento pregunté a la doctora por qué había decidido operar a mi gata si había notado eso, a lo que ella tajantemente contestó que allí no revisan a los gatos antes de operarlos. Sí, como leen: la veterinaria no revisa a los gatos antes de operarlos. Ante mi molestia, la doctora insistió en que era YO quien tenía que saber y no ella, que ella no estaba obligada a revisar a la gata, y para peor colmo, la otra señora, tratando de mediar en el asunto, me contó que el problema había sido que ellos anestesiaban a los gatos dentro de sus guacales, por lo que no los revisan antes de anestesiarlos. Así es: a mi gata Maja la anestesiaron sin verla, sin pesarla, sin pensar que es un ser vivo amado por su familia. Por si fuera poco, ante mi reclamo, la respuesta de la doctora fue: eso le pasa por veneca, porque así son los venecos.Amigos, tengo cinco años viviendo en Colombia. Jamás en mis cinco años me habían humillado de esa manera, haciéndome sentir culpable de la emergencia de mi gata solo por mi nacionalidad. Quisiera no tener que contar estos casos, o no tener que estar inmiscuida en ellos, pero creo genuinamente que esta señora no habla por todos los colombianos, por lo que hoy hago público lo sucedido con la veterinaria Priscila Cortés Vásquez, quien a mi parecer no solo es una irresponsable como profesional sino también una xenófoba que cree, como después dijo para justificarse, que los venezolanos venimos aquí a robar. No recomiendo ni recomendaré jamás ninguno de los servicios que ofrece Agricol en Chía, Cundinamarca.Mi gata, afortunadamente, está en aparente buen estado y recuperándose en casa.
Muy buen servicio medico veterinario y precios excelentes
Excelente servicio...la doc, super ....
Muy surtido, a pesar de verse pequeño, es bastante amplio
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La atención no es muy buena
Excelente atención
Surtido muy completo
OK